La matrona debe saber las necesidades y expectativas de la mujer para poder ofrecerle la ayuda y apoyo necesario. Durante el parto tiene que permanecer con ella sin dejarla sola, salvo por periodos cortos de tiempo, y estará a cargo de su bienestar en todo momento para que pueda vivirlo según sus deseos.
Vigilará la situación de la madre (estado de ánimo, frecuencia de las contracciones, sensación de sed, tensión arterial, pulso, temperatura, etc.), la del feto (auscultación del latido cardíaco) y la progresión del parto. Sus sugerencias sobre cambios posturales, movilizaciones, ingesta de líquidos, cómo afrontar las contracciones y el uso de métodos de alivio del dolor no farmacológicos serán muy valiosos.