Hay muchas opciones para minimizar el dolor. Puedes optar por cosas muy sencillas, como buscar la postura más cómoda en cada momento, estar acompañada por alguien que te aporte tranquilidad, ejercicios de relajación y/o respiración, masajes, duchas largas de agua caliente…
O bien tienes otras opciones, como las infiltraciones de agua estéril en el rombo de Michaelis, algunos fármacos (vía oral, inyectados o inhalados) o la analgesia epidural.